Estas corrientes convergen frente a la desembocadura del Río de la Plata, generando un gran vórtice de mezcla que se desplaza hacia el Este mientras que parte de la corriente de Malvinas (al ser menos densa) sigue en capas profundas hasta Cabo Frío, Brasil. A causa de esta corriente fría suelen en contrase especies comunes de peces y crustáceos de Argentina hasta Cabo Frío, en profundidad o en el mismo cabo donde aflora. A nivel costero, en la provincia de Buenos Aires la corriente de plataforma interna predominante es en sentido Norte a Sur en los meses cálidos (primavera-verano) y en sentido inverso en los meses fríos (otoño-invierno) al igual que en el resto de la plataforma. Sin embargo, es importante tener en cuenta que a nivel costero en general y en especial dentro de los golfos y rías los patrones de corrientes suelen ser específicos y fuertemente influenciados por las mareas, topografía y características del sustrato de los fondos y por la dinámica de los vientos de la región. Otro componente muy importante de los ambientes marinos son las descargas de agua dulce (ríos) ya que la mezcla de aguas genera ambientes muy productivos. Muchas especies ingresan desde el mar a los cursos de agua dulce o zonas de mezcla de aguas (estuarios) a reproducirse y/o alimentarse (anchoas, corvinas, bagres, pejerreyes, lisas, truchas), estableciéndose zonas específicas de desove y cría de juveniles, agregaciones reproductivas y áreas vitales de alimentación. Estos factores explican la necesidad de un manejo adecuado y conservación de estos ambientes para asegurar la sustentabilidad y sostenibilidad de las especies. Siguiendo con el componente sólido del ambiente (geomorfología de fondos y costas) quizás una de las características más distintivas de nuestra costa es que la porción terrestre continúa de forma submarina con una suave pendiente generando una de las plataformas submarinas más extensas del mundo. Las aguas someras (< 200 m de profundidad) se extienden hasta muy lejos de la costa llegando a los cientos de km de ancho. Este relieve, en general suave, marca un predominio de fondos planos y blandos compuestos por sedimentos. Sin embargo, dentro de este patrón general existen diversos afloramientos rocosos (llamados también restingas) y aleros (zonas de fondo rocoso escalonado donde la erosión diferencial de capas genera derrumbes y fracturas) donde toda una comunidad particular de peces (peces de arrecife, protagonistas de este libro), invertebrados y algas encuentran su sitio. A gran escala se pueden resaltar algunas de las numerosas formaciones rocosas que dan lugar a ambientes bien reconocidos por pescadores como lo son el sistema serrano de Tandilia, caracterizado por grandes bloques rocosos de forma tabular que genera arrecifes hasta los 25 m de profundidad frente a la ciudad de Mar del Plata o los pórfidos colorados de la Formación Marifil (de origen volcánico y muy duras) que se puede observar en las costas del Golfo San Matías (Puerto Lobos y Las Grutas) y extremos del Golfo San Jorge. Este último lugar, es donde se genera una de la zona costeras más accidentadas geográficamente de nuestro país con cientos de islas, caletas, bahías y fondos increíblemente irregulares. En este lugar está la localidad de Camarones (Capital Nacional del salmón de mar).
En el escenario hasta aquí descripto habitan y evolucionan nuestras especies de peces actuales. De forma genérica estas especies se pueden dividir en grandes grupos de acuerdo a su distribución y principal tipo de hábitat al que se asocian: (1) peces de arrecife, (2) especies de fondo blando, (3) especies pelágicas y (4) especies costeras. Sin embargo esta clasificación es difusa porque hay especies que están adaptadas a vivir entre ambientes y se los encuentra en los sitios donde la roca se confunde con el fondo de arena, peces que utilizan un ambiente para alimentarse y otro para reproducirse y especies que por su alta movilidad y amplia distribución se encuentran en varios tipos de ambientes. (1) Las especies que dependen del alimento y/o los refugios (fracturas y cuevas) que otorgan los fondos rocosos se denominan "peces de arrecife". Estas especies suelen ser sedentarias y longevas, con adaptaciones corporales que las hacen ágiles en movimientos cortos y de mucha precisión (para refugiarse o atacar repentina y violentamente a sus presas) y con cuerpos robustos, redondeados y con espinas, posiblemente útiles en ambientes duros y donde el espacio dentro de los refugios es un bien preciado. Entre los máximos exponentes están la chernia, el salmón de mar, el mero, el besugo, el escrófalo, el turco y la garopa. (2) Por otro lado, están las especies de fondos blandos (grava, arena y fango), las cuales no tienen una denominación específica y se caracterizan por una mayor movilidad que las especies de arrecife al estar asociadas a un ambiente dinámico y que no provee mayor refugio que el que otorga el camuflaje (por pigmentación o al enterrarse ligeramente). Estas especies (corvinas, palometa, lenguados, rayas, etc.) presentan una diversidad de historias de vida bastante amplia, desde los peces planos (lenguados, peces ángel y rayas) que se entierran en la arena para descansar o acechar a sus presas, pasando por especies móviles y depredadoras que se desplazan en grandes cardúmenes (pescadillas, palometas y corvinas) y hasta grandes depredadores que transitan despreocupados los fondos, como es el caso del tiburón escalandrún. (3) Se diferencian de estos dos grupos las especies denominadas "pelágicas" las cuales habitan en mayor medida dentro de la columna de agua (atún, bonito, savorín, magrú, bacota, etc.). El ambiente pelágico carece de refugio ante depredadores y esto es un condicionamiento muy fuerte y definido para la historia de vida de estas especies. Por este motivo, las especies pelágicas tienden a ser grandes nadadoras (fuertes e hidrodinámicas), desplazarse en cardúmenes (como estrategia de supervivencia), ser rápidas y realizar grandes migraciones (estrategia eficaz para reproducirse, buscar alimento y/o condiciones ambientales favorables a lo largo del año). Finalmente, existen especies denominadas "costeras" (robalos, pejerreyes y lisas) ya que se encuentran en su gran mayoría en la línea costera durante todo su ciclo de vida a pesar de que en algunos estadíos puntuales de su historia de vida podrían incluso denominarse pelágicas, de fondo blando o de arrecife. De todos modos, vale aclarar que cada especie presenta sus particularidades y que los límites de clasificación son generales y cuanto menos difusos, sobre todo en el caso de los tiburones.
Desde un punto de vista costero y de buzo o pescador parecen existir dos grandes límites de distribución de las especies a lo largo de la costa argentina. Uno es el norte del Golfo San Matías, que marca el límite sur para la distribución dominante de muchas especies del denominado “variado bonaerense” (Ej.: corvinas, pescadillas, palometas, brótolas, pargos, etc.). La disminución drástica de estas especies, estaría asociado a las bajas temperaturas predominantes que existen hacia el sur (< 10° C en invierno). El otro de los límites, es el norte del Golfo San Jorge, donde las grandes concentraciones de especies de roca como el salmón de mar, turco y mero que dominan los arrecifes rocosos desde el extremo Norte de nuestro país son reemplazadas desde allí y hacia el Sur por especies como el escrófalo, papamosca y bacalao criollo. Cuando se observa este fenómeno incluyendo la totalidad de especies de peces marinos y en un sentido general y amplio, se identifica la región de Península Valdés (42-43 °S) como una zona de transición de especies de aguas cálidas/templadas a templadas/frías. Como ejemplos de éstas se puede mencionar a casi todo el variado bonaerense, besugo, bacota, sargo, garopa y el pez limón. Entre las especies de aguas templadas/frías podemos citar al escrófalo, el robalo y nototenias (familia a la que pertenece el pez sapo tratado en este libro). Vale mencionar que en los últimos 15 años se ha observado la presencia cada vez más frecuente de especies tropicales en las costas de Argentina. La ausencia de barreras físicas en el mar, entre Brasil y Argentina, y un aumento en los vientos desde el sector Norte, han producido el arribo de esta fauna atípica de nuestras aguas. También dentro de Argentina se observa un paulatino corrimiento de especies hacia el sur (besugo, corvina, bagre de mar, pescadilla). Por ejemplo, los pescadores del Chubut fueron testigos de este fenómeno durante el verano 2017 cuando pescaron buena cantidad de pescadillas cerca de Rawson, algo inusual en el pasado. Para el seguimiento y comprensión de estos fenómenos, posiblemente ligados al calentamiento global, es vital el aporte de los pescadores y buzos reportando observaciones o capturas inusuales. Por último, considerando la extensión, diversidad ambiental y la alta productividad de la plataforma argentina, la riqueza (número de especies) y la cantidad de especies endémicas (que solo habitan en un sitio determinado) son muy bajas en comparación con otras regiones del planeta. Se cree que esta característica se debe a dos razones: por un lado a que la plataforma argentina se formó hace muy poco tiempo (en términos geológicos y evolutivos) cuando Sudamérica se separó de África en el periodo Cretácico (65-149 millones de años atrás) y por otro, a que las últimas glaciaciones pudieron extinguir especies o cortar procesos evolutivos. Es difícil de imaginar y comprender, incluso para los mas idóneos y acostumbrados en interpretar tiempos geológicos, pero por ejemplo hace poco más de 10.000 años atrás, una fracción efímera de tiempo geológico, la costa argentina estaba a más de 100 km al este de la costa actual! Por este mismo factor se cree que la fauna del centro y norte de nuestro país está dominada por especies presentes en el sur de Brasil y que están bien adaptadas a condiciones templadas. Por otro lado, se supone además, que existió en este proceso evolutivo la migración de algunas especies de distribución fría desde el Pacífico Chileno (abadejo, merluza negra, polaca, escrófalo, etc.). Vale mencionar una excepción a este patrón general que es el caso de las rayas. Por Alejo Irigoyen, Andres Jaureguizar, Andres Milessi y Andres Bilmes