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Si bien se conoce poco sobre la especie, las hembras serían más costeras y se agregarían en épocas y lugares puntuales según la actividad: parición, alimentación y/o apareamiento. Dada la estacionalidad con la que se encuentra en distintos sitios de la costa argentina, se hipotetiza que esta especie necesariamente realiza grandes migraciones a lo largo de año y con un patrón especial para machos, hembras grávidas, hembras en reposo reproductivo, neonatos (recién nacidos) y juveniles. Hasta ahora son muy pocas piezas que se tienen del rompecabezas para entender estos patrones. San Clemente del Tuyu, Bahía San Blas y Pehuen-Có son sitios indicados por pescadores y científicos como de parición y cría, ya que durante el verano y otoño se capturan neonatos y juveniles. En estos lugares las hembras grávidas rara vez son capturadas, posiblemente escapen de las artes de pesca y/o no se alimenten al momento de llegar al sitio de parición. Otros sitios, como Península Valdés y el Parque Interjurisdiccional Marítimo Costero de la Patagonia Austral en el golfo San Jorge, serían sitios de agregación con fines alimenticios y de apareamiento durante la primavera y verano. Los machos, que posiblemente habiten zonas más profundas y alejadas de la costa que las hembras, concurren a estos sitios costeros a aparearse. Un estudio basado en el conocimiento de pescadores realizado recientemente en Argentina, arrojó resultados preocupantes sobre el estado de las poblaciones de gatopardo. Pescadores expertos estiman que la abundancia se redujo entre un 60 y 80% en las últimas décadas según su experiencia. La falta de conocimiento y de buenas prácticas deportivas, la inacción de los organismos de manejo, sumado a la historia de vida sensible (Ej.: baja reproducción y elevada longevidad) que tienen los grandes tiburones explican la delicada situación. El pescador actual debe contar con elementos especiales (ver ejemplos en este libro) que faciliten la retirada de anzuelos sin correr riesgos y así estar a la altura de la delicada situación de estas especies y cuidar de lo que tanto disfruta. Por último, es llamativo que a pesar de ser un temible depredador costero no hay casi registros de ataques a humanos. Sobre la década de los 70 en Rawson y San Antonio Oeste se registraron mordidas no fatales a bañistas que fueron atribuidas a la especie. De todos modos, aunque es evidente la baja probabilidad de sufrir un ataque de gatopardo, no es recomendable chapotear al atardecer o de noche, sobre todo en primavera u otoño cerca de colonias de lobos o elefantes marinos. Por Alejo Irigoyen
Pesca
El gatopardo se pesca con técnicas y en situaciones de pesca (épocas, horarios, lugares) similares a las descriptas para el cazón, bacota y escalandrún. Tiene la distribución más sureña de los grandes tiburones Argentinos, por lo cual desde alrededor de Rawson (43° S) hacia el sur es la especie de pesca pesada por excelencia. Al clavarse en la gran mayoría de los casos de la boca da gran pelea y permite liberarlo en buenas condiciones. Tiene una mordida poderosa por lo cual las herramientas caseras para sacar anzuelos son fundamentales para hacer todo de forma más segura y fácil. En el norte de país y hasta San Blas su presencia coincide con la del cazón en primavera y otoño. Hacia el sur la época más rendidora es la de verano cuando las crías de lobos y elefantes marinos hacen sus primeras incursiones al mar. Existe un torneo de pesca clásico como el certamen de Pesca del Tiburón que se realiza en el interior de la ría Deseado desde el año 1970 y otros torneos patagónicos de pesca de tiburón donde el gatopardo es la especie trofeo. También en el safari del tiburón, que se realiza hace décadas en las rías de Bahía Blanca, es una de las especies más importantes. La implementación en estos torneos de la devolución de las capturas es un rasgo muy importante de madurez e inteligencia de las agrupaciones de pescadores en cuidar lo suyo y dejar en el pasado las gancheras llenas de tiburones, donde no se luce el pescador y mucho menos los tiburones. Por Alejo Irigoyen