El congrio costero es el más austral del mundo y endémico (solo habita en una región determinada) del litoral atlántico sudamericano. Se extiende desde Río de Janeiro hasta el golfo San Jorge, donde ha sido observado desde hace pocos años. No es una especie abundante y las mayores concentraciones se observan desde la línea de costa hasta los 40 m de profundidad. Su cuerpo anguiliforme es de color gris negruzco con los márgenes de sus aletas impares continuas de color oscuro. La boca es terminal y recta con fuertes dientes dispuestos en un borde cortante que provoca una mordida poderosa. Su dieta es típica de un predador, siendo los peces el alimento favorito a medida que avanza su ontogenia. Presenta ojos chicos y en el hocico están presentes las narinas. Las anteriores son tubulares y las posteriores, próximas a los ojos, se abren a través de un poro y que por su extensión demuestran la importancia del olfato en estos peces. Tienen dimorfismo sexual siendo los machos más chicos que las hembras y menos numerosos. Es una especie semélpara (se reproduce una vez en la vida). Los primeros años de su vida habita aguas litorales donde se alimenta vorazmente y llegando a una talla de hasta 1,20 m. Repentinamente cambia su conducta y su aspecto (características observadas también en acuarios) y emprende una migración hacia aguas profundas donde desova y muere (lugar desconocido). En la plataforma continental intermedia se han capturado individuos migrantes que ya no se alimentan, los que evidencian una cavidad abdominal enteramente ocupada por las gónadas que oblitera completamente el tubo digestivo ya no funcional contra las paredes del abdomen. Las mandíbulas se descalcifican y los dientes se desprenden, la talla se reduce, aumenta el diámetro corporal y el color de su piel se oscurece. El pez en esta etapa se nutre de sus reservas. En el sur de Brasil se han capturado hembras estériles que por algún motivo que se ignora se vuelven infértiles y no desovan ni mueren como el resto de sus congéneres, por lo que continúan alimentándose alcanzando tallas sorprendentes (1,60 m). Si bien es una especie que tiene importancia comercial en el país (sobre todo fruto de la inmigración asiática de los últimos años) no alcanza el interés que tienen estos peces en otras partes del mundo. La información estadística sobre las capturas de los congrios en los Anuarios del Mercado Nacional de Concentración Pesquera del Puerto de Mar del Plata (periodo 1982 a 1989) revela una estacionalidad marcada, siendo los desembarques mayores en otoño-invierno que en primavera-verano siendo la flota de rada la que tiene mayor participación en las capturas. El congrio pertenece a un grupo de peces que tienen una larva muy curiosa llamada larva leptocéfala. Esta larva es comprimida, transparente y puede alcanzar gran longitud además de ser longevas. Fue descripta en el 2007. Por Daniel E. Figueroa
Pesca
De los congrios se puede decir que casi siempre se los pesca en zonas rocosas, tanto en playas como en escolleras y embarcados. Un caso curioso es la gran concentración de ejemplares de gran porte que se pescan en la zona de Monte Hermoso y Pehuén Co. En estos lugares no se los encuentra en las rocas sino en zonas fangosas y a una profundidad de 10 m. Embarcados se los pesca en el fondo con cualquier tipo de carnada y lo curioso es que siempre comen en el momento que la marea sube o baja, que es cuando hay correntada. En otras zonas se los encuentran en fondos rocosos y los horarios preferidos por ellos es durante la noche, aunque de día si la carnada o el cebo cae cerca de la zona donde se refugian (grietas o cuevas) seguramente van a picar. Comen el cebo y permanecen en la cueva. Cuando se recupera la línea se mueven con movimientos serpenteantes de tal manera que siempre enroscan la línea. La línea a utilizar es de 1 o 2 anzuelos de fondo. Un mito curioso que los viejos pescadores siempre dicen es que después de un temporal o marejada, por varios días se pescan sólo congrios. Por Juan F. Pellegrino
