Chuchos, rayas y guitarras

Los chuchos pertenecen a un grupo de peces cartilaginosos conocidos como batoideos. Son de amplia distribución en los mares tropicales y subtropicales del mundo y en el Mar Argentino se los encuentra en la parte norte del mismo. Son de hábitos costeros siendo raros los registros que superen los 100 m. Tienen cola en forma de látigo con una o dos púas aserradas y venenosas. Presentan dimorfismo sexual como todos los peces cartilaginosos. Los machos presentan en cada aleta pélvica un órgano intromitente o clásper para llevar a cabo la cópula, además de ser más chicos que las hembras. Todos los integrantes de este grupo son vivíparos (retienen a sus crías en los úteros), las hembras secretan una “leche uterina” que es ingerida por los embriones y sus camadas no son numerosas. Todo esto los vuelve muy vulnerables a la explotación pesquera.....

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Se alimentan de organismos del fondo, provocando un fuerte impacto en las comunidades de los bentos. En los “chuchos” encontramos dos grupos: uno integrado por el chucho toro (Myliobatis freminvillei), el chucho hocicudo (Myliobatis goodei) y el chucho ñato (Myliobatis ridens) que se caracterizan por presentar una aleta dorsal y otro grupo formado por el chucho liso (Dasyatis hypostigma) y el chucho espinoso (Dasyatis centroura) que no la presentan. En el primer grupo o el grupo de los miliobátidos el chucho toro se reconoce porque en el dorso presenta manchas blancas y los machos tienen un pequeño “cuerno” sobre cada órbita, el chucho ñato se caracteriza por tener los ojos laterales en la cabeza y hocico corto y  el chucho hocicudo presenta ojos dorsales y hocico que termina en punta. En el segundo grupo o el de los dasiátidos el chucho espinoso, además de su gran tamaño, presenta en el dorso y la cola espinas, a diferencia del chucho liso que, como su nombre lo manifiesta, no las tiene. En cuanto al tamaño de estos peces el de mayor porte es el chucho espinoso, con un registro de ancho de disco de 1,74 m en una hembra y, si incluimos su larga cola, 3,28 m de longitud total. Para los casos del chucho toro y el chucho hocicudo su rango de ancho de disco es de 85-90 cm y el de los chuchos ñato y liso es de alrededor de los 65 cm. Salvando el chucho espinoso y el chucho toro, ambos con presencia ocasional en aguas argentinas, las mayores abundancias en el resto de los chuchos dentro del área analizada estarían en el frente del Río de la Plata y la zona de El Rincón (sur de la provincia de Buenos Aires), entre los 20-30 m de profundidad. Si bien los chuchos no tienen importancia comercial forman parte importante de la captura denominada “variado costero” en el litoral bonaerense. Sobre la alimentación de los chuchos más comunes en el área analizada, no se ha observado solapamiento en las presas que consumen. El chucho hocicudo se alimenta principalmente de poliquetos (lombrices de mar), el chucho ñato se alimenta de moluscos (almejas y caracoles) y el chucho liso de crustáceos y poliquetos.  De los chuchos de aparición esporádica en el mar argentino, se sabe que en Estados Unidos el chucho toro se alimenta de langostas, almejas y grandes caracoles y el gran chucho espinoso de cangrejos, almejas, grandes caracoles, calamaretes, poliquetos y es el único de todos los chuchos con registro de un pez en el contenido estomacal. Respecto a la longevidad de estas especies, se estima que para el chucho hocicudo la hembra podría alcanzar los 25 años y el macho 13, en el caso del chucho ñato la hembra puede llegar a 17 y el macho 11 y para el chucho liso 11 y 12 años entre ambos sexos. Es muy importante dentro de los peces cartilaginosos la dentición para sujetar a la hembra en el momento de la cópula pero en los chuchos, al tener una dieta durófaga especializada en organismos del fondo con conchas o exoesqueletos, los dientes se han modificado en forma de placas para romperlas. En los machos del chucho liso todavía presentan aguzamientos que permiten sujetar a las hembras pero en los chuchos ñato y hocicudo la dentición ya es completamente plana y se ha observado en el acuario de Temaikén cómo los machos se asisten unos a otros para sujetar a la hembra y poder copularlas. Por Daniel Figueroa

Rayas raias rays

Por su ubicación en el Atlántico Sudoccidental, el Mar Argentino está emplazado en un sistema transicional templado cálido al norte y templado frío al sur, sobre una plataforma continental considerada entre las más grandes del mundo. Hábitat ideal para las rayas, peces cartilaginosos que prosperaron y se diversificaron de una manera notable en nuestras costas. En el Mar Argentino encontramos una curiosa composición de especies de rayas endémicas, es decir que sólo se encuentran en esta región del mundo, una rareza en la que tenemos que ir a Australasia para encontrar un ejemplo similar. Además, probablemente las rayas hayan sido uno de los primeros grupos en colonizar nuestro mar cuando se separó Sudamérica de África. Esta hipótesis está fundada en la antigüedad de dientes fósiles encontrados en yacimientos de Chubut. Son peces cartilaginosos ovíparos (desarrollan una cápsula donde crecen los embriones que liberan al fondo marino). Es común encontrar en las playas bonaerenses estos huevos (generalmente vacíos) de forma rectangular y con largos zarcillos en sus ángulos para fijarse entre ellos o en el fondo. Tienen dimorfismo sexual como todos los condrictios que se evidencia por la presencia del clásper en cada aleta pélvica de los machos para copular a la hembra y por las espinas alares en las aletas pectorales que las utilizan para sujetar a la hembra, en forma conjunta con los dientes, durante el coito. Tenemos dos grandes grupos de rayas de acuerdo a su distribución y que están relacionados con la profundidad y con las masas de agua: uno lo podemos denominar “costero” cuyos integrantes son los más conocidos en la pesca deportiva y en el litoral bonaerense forma parte de lo que se denomina “variado costero”. El otro grupo es el de “altura”, característico de la pesca comercial y que generalmente está dentro de la fauna acompañante de la pesquería de merluza. En los últimos años el valor comercial de las rayas se ha incrementado en forma sorprendente fruto de la demanda originada por los mercados externos, destacándose la raya hocicuda (Zearaja chilensis) en las “rayas de altura” y la raya moteada (Atlantoraja castelnaui) en las “rayas costeras”. Quizás la raya más apreciada por su porte en la pesca deportiva sea la raya moteada (Atlantoraja castelnaui), reconocida porque todo su dorso está salpicado en forma regular de manchas a lunares de color marrón oscuro aunque dicho patrón en los juveniles no se encuentra tan bien definido. Se distribuyen desde Río de Janeiro hasta el norte de la provincia de Chubut y desde la costa hasta los 100 m de profundidad. Pueden alcanzar una longitud de 1,4 m y recién maduran con una talla de 1 m aproximadamente. Es un predador activo sobre todo de peces, aunque también hay crustáceos y moluscos en su dieta. Es una especie catalogada en peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y con una tendencia decreciente en su abundancia. La raya marmorada (Sympterygia bonapartii) es la más frecuente en la pesca deportiva y se la reconoce fácilmente por la coloración que le da su nombre común y la mancha negra en el hocico con forma de reloj de arena en ejemplares vivos. Se distribuye desde Río Grande en el sur de Brasil hasta el norte de la Provincia de Santa Cruz, aunque hay registros más australes e incluso se la menciona en una clave de peces chilena. La talla máxima observada es de 76 cm en hembras y 73 en machos y la talla de primera madurez es alrededor de los 64 cm. Es una especie muy adaptable al cautiverio, tal es así que algunos acuarios de Argentina han cerrado su ciclo de vida. El principal alimento de esta raya son los crustáceos decápodos (langostino, camarón, cangrejo), en segundo lugar, otros crustáceos bentónicos y luego demás invertebrados y peces. La raya marrón (Sympterygia acuta) es la más pequeña dentro de las rayas más capturadas por los pescadores deportivos, siendo la talla máxima observada 50 cm. Se la reconoce fácilmente por su coloración marrón homogénea y el hocico prominente, blando y transparente, cualidad que en los juveniles no se manifiesta. Se distribuye desde Río de Janeiro hasta el norte de la provincia de Chubut y desde la línea de costa hasta más allá de los 150 m de profundidad en Brasil. Los individuos juveniles son grandes consumidores de invertebrados a diferencia de los adultos donde predomina el consumo de peces óseos. Es una especie catalogada como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza con una tendencia decreciente en su abundancia. Por Daniel Figueroa

Guitarras violas guitarfishes

Las guitarras son peces cartilaginosos batoideos que se caracterizan por tener la cabeza fusionada con el tronco que, en conjunto con las aletas pectorales, forman un disco romboidal. Se distribuyen en aguas tropicales y subtropicales del mundo, por lo que en el Mar Argentino las encontramos sólo en el sector norte. Son especies vivíparas, presentan dimorfismo sexual evidenciado en la presencia de los clásperes en los machos como órgano intromitente y las camadas en los partos son de hasta aproximadamente 10 individuos. El ciclo de vida de este grupo de peces cartilaginosos es de 3 años, lo que los vuelve muy vulnerables tanto a la pesca deportiva como a la comercial. Si bien actualmente en el Mar Argentino, incluyendo el litoral uruguayo, se consideran tres especies de guitarras, en la pesca deportiva se reconocen dos: la guitarra grande o melgacho (Rhinobatos horkelii) y la guitarra chica (Zapteryx vrebirostris). La guitarra grande presenta una coloración marrón claro uniforme en el dorso y puede llegar a una talla de 1,35 m. Los machos maduran sexualmente a los 75 cm aproximadamente con una edad de 5-6 años y las hembras a los 90 cm con una edad de 7-9 años. Durante el invierno vive a profundidades superiores a los 20 m pero en primavera y verano se acerca a la costa para reproducirse y activar el desarrollo embrionario. Se alimenta de crustáceos, moluscos, poliquetos y peces pequeños. Se la considera una especie muy vulnerable, incluso en Brasil su abundancia cayó un 96 % en 10 años. La guitarra chica presenta en el dorso una coloración marrón clara con manchas blancas de tamaño y forma diversas. Puede llegar a una talla de 66 cm y la madurez sexual sobreviene entre los 40 y 45 cm. La dieta está constituida principalmente por poliquetos, crustáceos y anfioxos. Los grandes acuarios que se han emplazado en el sudeste y sur de Brasil han ocasionado un aumento en la demanda de esta especie, lo que puede representar una amenaza en la población de la guitarra chica. Por Daniel Figueroa

Pesca chuchos

Durante tantos años que me dediqué a la pesca siempre hemos encontrado los chuchos en primavera-verano. Su captura ha sido en forma ocasional, pescado con otras especies del variado costero, salvo en lugares específicos donde muy temprano a la mañana, en la zona de Punta Mogotes en Mar del Plata por ejemplo, nos dedicamos exclusivamente a pescar chuchos con fines deportivos (todos fueron devueltos al mar). Muchos de los chuchos capturados fueron de gran porte, con pesos de hasta 40 kg. Las condiciones del mar y la meteorología son fundamentales para que los chuchos se acerquen a tiro de caña: agua clara, temperatura del mar cálida y vientos generalmente del oeste, noroeste o norte, los cuales facilitan que el lance alcance entre 80 y 100 m de distancia. A veces con marea alta se los pesca a escasos 20-30 m de la orilla, donde se alimentan principalmente de caracoles, almejas y cangrejos de arena o nadador (Ovalipes trimaculatus). Los pescadores utilizamos como carnada saracas pequeñas, anchoítas o calamaretes. Durante los meses de diciembre-enero los chuchos que se capturan son los de mayor tamaño, sobre todo hembras. En los restantes meses las tallas son más pequeñas y en las capturas se mezclan algunos machos. Los chuchos son capturados también en el resto de la provincia de Buenos Aires, provincias de Río Negro y Chubut, pero las áreas de mayor abundancia son Bahía Anegada, Zona del Rincón, riachos de Bahía Blanca y Bahía San Blas, donde se concentran en áreas poco profundas y en grandes cardúmenes de machos o hembras. Es frecuente verlos saltar fuera del agua en busca de saraquitas y pejerreyes propios de la zona. También se alimentan en cangrejales. En la costa atlántica bonaerense siempre se los captura en la playa, escolleras y en algunas ocasiones desde embarcaciones, pero son las menos. En las zonas costeras su captura se produce junto a las de otras especies conocidas como “pesca variada”. Su pique es agresivo, su fuerza produce una corrida de la línea de muchos metros y lleva tiempo sacarlos. En la playa casi siempre se encuentran en lo veriles de las canaletas. Las líneas utilizadas son de 1 o 2 anzuelos y una plomada muy pesada de 240 gr, debido a que en las playas siempre hay un poco de correntada. Después de su captura son siempre devueltos con la expectativa de volver a capturarlos. Algo curioso en estas especies es verlos saltar fuera del agua en primavera-verano en busca de pequeños peces, al igual que  verlos enterrarse haciendo ventosa en el barro o arena para resistirse al arrastre con la línea. Demuestran tener buena vista porque cuando están cerca del pescador arremeten hacia adentro con gran fuerza. Por Juan Pellegrino

 

Pesca rayas y guitarras

En cuanto a las rayas y peces guitarra los elementos de pesca a utilizar son los mismos que con el chucho. Las rayas son más abundantes que las guitarras y sus especies son varias. La carnada preferida por ellas son el camarón y cuando muerden el anzuelo suelen quedarse quietas en el fondo. Casi siempre tragan la carnada hasta el estómago, lo cual hace que no ofrezcan pelea como el chucho, pero sí una gran resistencia al recuperar la línea. La técnica es la misma, se utilizan líneas de fondo con uno o dos anzuelos y casi siempre pican en el anzuelo del fondo. La época en que se las encuentra en la costa bonaerenses es durante primavera-verano mientras que en mar adentro durante todo el año. La mayor concentración ocurre en zonas arenosas o fangosas y a poca profundidad. Una curiosidad de algunas rayas es que cuando las capturamos se enrulan y pliegan sus aletas en forma de defensa, ya que algunas tienen fuertes y numerosas espinas en sus aletas y parte de la cola. El horario de pesca es durante todo el día pero parece que se alimentan más durante la noche. Viento norte, agua oscura y fondo de arena son sinónimos de rayas. En contraposición, a los peces guitarras les gusta el agua clara. Las zonas donde más se los capturaba alrededor de los años 70 eran Cabo Corrientes, El Torreón y Punta Iglesias (Mar del Plata). Además  de estos sitios también se las captura en las playas de Claromecó, Monte Hermoso y Necochea, donde las aguas son más claras y un poco más frías, únicamente en primavera-verano. A diferencia de las rayas las guitarras poseen un pique violento y sacuden su cola, lo que hace conocer de antemano que en la línea se tiene un pez guitarra. Nunca se capturan tallas pequeñas, siempre de tamaño grande entre los 3 y 18 kg. La captura de mayor porte que tuve fue en Claromecó, cuyo peso fue de 18 kg. Siempre pican durante el día y pocas veces se los han visto en horarios nocturnos. Una zona donde suelen capturarse muchos peces guitarras es en las afueras de Santa Clara del Mar (Mar del Plata). Se deben devolver los ejemplares rápidamente al agua dado el  estado crítico de las poblaciones. Por Juan Pellegrino

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Calidad para consumo
Ambiente
Hábitat