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Pesca
Se lo conoce familiarmente con los nombres de "mimoso", "moncholo" o "monchuelo". Una especie muy codiciada por los pescadores deportivos tanto de agua salada como de agua dulce. Nace en esta última y pasa la mayor parte de su vida en el mar. Se arrima a nuestras costas proveniente desde el sur de Brasil en el mes de septiembre u octubre, permaneciendo en algunos casos hasta el mes de marzo inclusive. Su partida ocurre normalmente para diciembre o enero, con la particularidad que al inicio de la temporada asciende por el estuario del Río de La Plata hasta llegar por el Paraná a veces a las localidades de San Pedro y San Nicolás. Sin embargo, vale remarcar que se han logrado capturas de estos animales bastante más arriba en el río. Hacia el verano se muda a las aguas del Océano Atlántico llegando hasta las costas de la Bahía San Blas y desembocadura del Rio Negro. Al principio de la temporada de migración, el pez pasa su tiempo acomodando su organismo al cambio de salinidad para luego comenzar su vida natural desparramándose por los canales más profundos del río y moviéndose siempre en cardúmenes. Los primeros ejemplares en aparecer son los pequeños y medianos, que dan lugar luego a los pesos pesados de la familia que por lo general van hasta casi los 8 kg de peso. Prefiere nadar en profundidades con fondo de barro. En las áreas marinas se lo pesca con línea corrediza y desde playas con profundas canaletas cercanas, preferentemente a la tardecita o a la noche y más aún en vísperas de tormenta, ya que se encuentra muy a gusto con los sedimentos del fondo movidos y/o suspendidos ya sea por leva o por mar de fondo. Como buen ejemplar de piel es un buen "basurero" de las aguas, por lo que su pique al estar el fondo sucio o movido con sedimentos suspendidos es mucho más activo y toma mejor los cebos, que pueden ser cualquiera aunque prefiere el calamar algo pasado. Sus ojos pequeños hablan de la adaptación a aguas turbias y con poca luminosidad. También se lo pesca bien a fondo o sobre el veril de la canaleta con líneas del tipo variada de mar de uno o 2 anzuelos y confeccionadas con plomos corredizos. Hay que tener precaución de no traer suciedad cuando levantamos la línea, ya que la presencia de lama o mugre tapará la carnada y el pez no la reconocerá. Para evitarlo buscaremos lugares con poca correntada o esperemos las aguas entre 2 mareas. Sus carnadas favoritas son la anchoa fresca y el calamar en tiras, aunque también funciona el cornalito. Si tiene la oportunidad de ir a buscarlo no falte, no se va a arrepentir. En la costa atlántica se lo pesca tanto de costa como embarcado, pero en el río se aloja en los profundos canales por lo que es imprescindible contar con embarcación. Es una pesca que podría denominarse como medio pesada por lo que los equipos deben estar acorde a la ocasión, pero cuanto más livianos mejor para disfrutarla al máximo. Un consejo: Cuídese de la "chuza" que tiene junto a su aleta dorsal, su clavada es muy dolorosa y puede traer aparejada infecciones de consideración, asi que tómelo con mucho cuidado para sacarle el anzuelo. Si busca un buen sitio de pesca ubíquese en el complejo Zárate - Brazo Largo sobre el Paraná Guazú: a unos 3.000 metros río abajo, pasando el Recreo Helgue, hay un veril por demás profundo donde el bagre pica mucho durante los primeros días de la temporada. Es un lugar tranquilo fuera de la ruta de los grandes barcos que siempre incomodan con su oleaje. Otro sitio se halla luego del nacimiento del Bravo, al final de la Isla Paloma, donde hay un estrechamiento del río con un canal de aguas profundas que con plomos pesados (dado la fuerza de la corriente) seguramente lograremos ejemplares de veras grandes. Siguiendo río abajo, antes de llegar al Guazuzito y siempre sobre la margen derecha, hay un veril con buena profundidad y rinde que se extiende desde la presencia de unos palos (ex medidores de Hidráulica) hasta el acceso al destacamento de Prefectura. Casi frente a este mismo lugar está la boca del arroyo Ceibita, donde buscando con las herramientas adecuadas (ecosonda) nos encontraremos con buenos veriles. La desembocadura del Guazú en el Río de La Plata es una de las zonas preferidas por los "buscadores del bagre perdido". Una boya marca la ruta de los grandes barcos y el veril se extiende casi hasta la isla Martín García. También la boca del arroyo Las Piedras, la boca del río Gutierrez y sus veriles extensos (tienen 4.000 metros de largo aproximadamente)son lugares preferenciales para ir probando muy cerca de la costa. No olvidemos que podemos encontrar nuestros propios lugares con una buena ecosonda y marcarlos en nuestros GPS para tener sitios personalizados y siempre disponibles en nuestros archivos a la hora de elegir un destino para tentar con nuestros engaños a estos silúridos. Por Ernesto Franchino