Carcharias taurus

El escalandrún es rápidamente identificable por poseer las dos aletas dorsales del mismo tamaño, un hocico cónico y dientes alargados y puntiagudos que sobresalen de la boca. Tiene una coloración dorsal gris amarronada, a veces con algunas manchas oscuras dispersas y una coloración ventral más clara. Es un tiburón grande que puede superar los tres metros de longitud total, aunque actualmente los ejemplares de la costa argentina rara vez superan los 2,7 metros. Su distribución geográfica es amplia, aunque no  continua, en aguas costeras templado-cálidas. En el Pacífico sólo se lo encuentra a lo largo de la costa occidental, desde el mar Amarillo y sur de Japón hasta el sur de Vietnam, en el mar de la China meridional. También está presente en toda la costa de Australia siendo más común en el sudeste y sudoeste de ese país. En el Índico ha sido registrado en Pakistán,  noroeste de la India y en la costa sudeste africana, desde Mozambique hasta Sudáfrica. También está presente en el Mar Rojo, donde no sería común. En el Atlántico, el escalandrún está presente en ambas orillas. En el este habita el mar Mediterráneo y desde el estrecho de Gibraltar hasta Senegal y Cabo Verde. Es raro en las aguas tropicales del Golfo de Guinea y se lo registra nuevamente desde Angola hasta Sudáfrica. En el oeste del Atlántico se distribuye desde la bahía de Fundy (Canadá), donde es muy raro, hasta el golfo de México y Bahamas. En América del Sur se lo encuentra desde Rio de Janeiro (Brasil) hasta el golfo San Matías, en Río Negro. El escalandrún es un tiburón de aguas costeras, habita desde la línea de costa hasta casi 200 m de profundidad. A veces está asociado a cuevas de los arrecifes rocosos, como en el sudeste de Australia y la costa este de Estados Unidos. En Argentina ha sido registrado en cuevas de arrecifes del golfo San Matías y Mar del Plata. Una particularidad de la biología reproductiva del escalandrún es el “canibalismo intrauterino”. Luego del apareamiento, varios ovocitos fecundados comienzan su desarrollo en los dos úteros maternos. Durante las primeras etapas del desarrollo, los embriones se alimentan de las reservas de vitelo de su ovocito. Debido a que la fecundación no ocurre al mismo tiempo en todos los ovocitos, no todos los embriones se encuentran en el mismo estadio de desarrollo. De esta manera, los embriones más avanzados consumen a sus hermanos más pequeños hasta que un solo embrión prevalece en cada útero. Estos embriones continúan su desarrollo alimentándose de los ovocitos no fecundados que la madre continúa produciendo a lo largo de la gestación, lo que dura aproximadamente un año. El resultado es que solamente nacen dos crías en cada gestación, convirtiendo al escalandrún en uno de los tiburones con fecundidad más baja. Una ventaja de este modo reproductivo es que, al nacer, las crías tienen una longitud total de entre 80 y 100 cm, permitiéndoles rápidamente alcanzar un tamaño que los protege de la mayoría de sus potenciales predadores y aumentando su supervivencia. Luego de dar a luz, las hembras entran en una etapa de reposo sexual que dura aproximadamente un año por lo que se reproducen una vez cada dos años. Luego de un prolongado período juvenil, un escalandrún macho alcanza su madurez sexual, en promedio, cuando mide poco más de 190 cm de longitud total, mientras que las hembras comienzan a reproducirse aproximadamente a los 220 cm de longitud total. Estos tamaños se corresponden aproximadamente con edades de 9 y 14-15 años en machos y hembras, respectivamente, aunque hacen falta más análisis para estimar estas edades con mayor exactitud. Se han registrado individuos de hasta 40 años de edad. El escalandrún realiza grandes migraciones que están relacionadas con distintas etapas del ciclo reproductivo. A lo largo de la costa sudamericana, desde el extremo norte de la Patagonia al sur de Brasil, los movimientos migratorios del escalandrún se han inferido a partir de las composiciones de las capturas pesqueras en distintos lugares y épocas del año. En el sur de Brasil, durante primavera y verano, las capturas están dominadas por hembras gestantes y es común encontrar neonatos. En Bahía Anegada (provincia de Buenos Aires), en las mismas estaciones del año, la población de escalandrunes está dominada por machos adultos y hembras adultas en reposo sexual. Además, la proporción de sexos es 2:1 a favor de los machos. Los machos de Bahía Anegada presentan características típicamente asociadas al apareamiento, como cláspers inflamados, vesículas seminales llenas de esperma y, en algunos casos, un aclaramiento de la piel hasta volverla de un color beige-crema muy claro (los machos con esta coloración suelen ser llamados “tiburón blanco” por los pescadores). Esto indica que el apareamiento ocurriría en Argentina y que las hembras migran hacia el norte (Uruguay y sur de Brasil) donde dan a luz al año siguiente. Según esta evidencia, la población de hembras adultas está dividida en dos grupos: un grupo gestante en el norte y otro en reposo en el sur, de ahí que la proporción de sexos en la zona de apareamiento sea de dos machos por cada hembra. Esta situación produciría una competencia entre machos para aparearse, lo que ha sido comprobado en cautiverio donde los machos establecen una jerarquía en la época de apareamiento y adquieren la coloración clara observada en las capturas de Bahía Anegada. Aunque este patrón migratorio no ha sido todavía comprobado con seguimiento de individuos marcados, rutas migratorias muy similares sí se han comprobado en las costas este de Australia y Estados Unidos. La dieta del escalandrún está compuesta casi exclusivamente por peces óseos y peces cartilaginosos (tiburones y rayas). Entre los primeros, las presas más importantes son la pescadilla (Cynoscion guatucupa) y la corvina rubia (Micropogonias furnieri). Entre los segundos, se destacan por su importancia el gatuzo (Mustelus schmitti), los chuchos (Myliobatis spp.), algunas rayas (Sympterygia spp.) y el pez ángel (Squatina guggenheim). Estas presas son también algunas de las especies más importantes de la pesca comercial, por lo que su sobreexplotación puede tener un efecto indirecto sobre la población de escalandrúnes disminuyendo su disponibilidad de alimento. La dentición del escalandrún es una adaptación a la captura rápida de peces potencialmente escurridizos pero, al mismo tiempo, no le permite cortar a sus presas. Como resultado, más del 90% de las presas del escalandrún son tragadas enteras. Al tragar su comida entera, una carnada con el anzuelo llega rápidamente al interior de su tubo digestivo. Consecuentemente, el 87% de los escalandrúnes que muerden un anzuelo terminan con serias lesiones en órganos internos como estómago, esófago, hígado y hasta en el corazón. De esta manera, aunque el animal capturado sea liberado como es obligatorio en la provincia de Buenos Aires, sus posibilidades de supervivencia pueden verse comprometidas. Por esto es importante el uso de dispositivos que eviten que el anzuelo sea tragado y hagan que éste se clave en la boca, generando lesiones menos graves que cuando es tragado. También es importante el uso de anzuelos corrosibles que se degradan con el tiempo. El escalandrún fue el primer tiburón del mundo en ser legalmente protegido. Luego de una desenfrenada explotación, principalmente por pescadores submarinos, la población de escalandrunes del sudeste de Australia fue diezmada hasta el punto que se estimó que quedaban menos de 1000 individuos. Esta grave situación llevó al gobierno australiano a prohibir la captura de escalandrunes. Actualmente, el estado de conservación global de la especie es “Vulnerable”. Hay tres poblaciones que cuentan con información suficiente como para ser evaluadas independientemente, estas son las del oeste y este de Australia y la del Atlántico Sudoccidental (Argentina, Brasil y Uruguay). De estas tres, la de mejor prospecto es la del oeste de Australia, que se encuentra “Casi Amenazada”. Las otras dos están en una situación mucho más preocupante, ya que están catalogadas como “En Peligro Crítico de Extinción”. Varias líneas de evidencia independientes indican una marcada disminución en el número de escalandrunes del Atlántico Sudoccidental. Estimaciones de la tendencia poblacional realizadas a partir de muestras biológicas y de datos de pesca recreativa indican una disminución de entre el 11 y el 27% anual, mientras que encuestas a pescadores de la provincia de Buenos Aires y el norte de la Patagonia indican una disminución de entre el 82 y el 90%. En el sur de Brasil, la especie ha desaparecido de lugares que otrora eran puntos de agregación de la especie. Dada la naturaleza migratoria de la especie, acciones conjuntas entre Argentina, Brasil y Uruguay se hacen necesarias para asegurar la supervivencia de uno de los tiburones más emblemáticos del Atlántico sudamericano. Por Luis Lucifora

PescaFines de Enero. Siendo las 7 am botamos la Lobo de Mar

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desde el Club Náutico La Escollera de la localidad de Santa Clara del Mar. El mar se presentaba muy calmo, por no decir “planchado” y el servicio meteorológico nos auguraba una buena jornada: vientos suaves del norte rotando al este. Veníamos de una semana parejita con el clima, todos días cálidos y el mar con una temperatura superficial de casi 20 grados, bien caliente para la pesca. La propuesta de la jornada con la familia Parma de la localidad de Bolívar era la pesca del tiburón. Tomamos rumbo Este y navegamos aproximadamente unos 30 minutos a unos 15 nudos hasta una depresión que hay en la zona y que se conoce como “pozo de los Tanos”. Este sitio tiene unos 16 metros de profundidad y el fondo se presenta con piedras planas tipo lajas pero con muchos lombrizales y cangrejales. En este sitio solemos pescar muy buena variada y, también en esta época, algo de besugo. Como en el lugar era muy probable que nos topáramos con algún cardumen de besugo, era posible que se acerque a la zona algún tiburón. Llegamos a la zona de pesca y comenzamos a liberar nuestros equipos de tiburón, en esta oportunidad cuatro. Primero fondeamos dos equipos, luego una de superficie y otra más a la deriva. Los equipos fondeados los abrimos en ángulo de 90 grados para que en caso de corrida no se lleven por delante los aparejos. Luego, jugando con la correntada,  el viento y dando flotabilidad con globos comunes, tratamos que  la línea de superficie nos quede en el medio de las dos fondeadas pero a unos 100 metros de la embarcación (las otras están a 50 metros). La última que tiramos la dejamos a la deriva para que la correntada la lleve para cualquier lado, suba, baje, y haga lo que quiera. Los aparejos que fondeamos le hacemos un anclaje con algunos fierros simulando un ancla de fabricación casera, pero de poco peso, y atamos este anclaje con una tanza para que, en caso de corrida, se corte. De tanza para este anclaje agregamos un metro a dos dependiendo de la correntada. A los aparejos que usamos de fondo, les agregamos una boya a unos 15 cm del anzuelo para que la carnada se levante del fondo. La boya nos permitie varias cosas: en principio que nos trabaje mejor la carnada, segundo que el anzuelo no se caiga al fondo con la carnada y por consiguiente se enganche en una piedra y, por último, lo fundamental, la boya, de unos 15 a 20 cm de diámetro que va a permitir que si clavamos un escalandrún no se trague el anzuelo. Generalmente esta especie se suele tragar toda la carnada y llevarse la misma hasta el estómago, por ese motivo la boya termina haciendo un tope dentro de su mandíbula para que esto no suceda.  Así fue que comenzamos a pescar casi de un modo inmediato. Empezaron a salir las primeras corvinas rubias, luego se sumaron a la zona los gatuzos y de este modo estuvimos aproximadamente unas dos horas pescando una muy buena variada. Salieron también bagres, peces palo, palometas, anchoas de banco, etc. Mejor no nos podía ir con la variada. De pronto, Don Luis parece que traía una corvina y algo la sorprende desde abajo y se la lleva, junto con parte de la brazolada de la línea de pesca. Sin ninguna duda, estábamos en presencia de un tiburón. El pique de variada se había transformado en nulo. Generalmente pasa eso en los meses de verano. Cuando estamos pescando variada bien firme siempre aparece en la zona un tiburón, y lo más probable que suceda a continuación es que la variada de mar se retire. Quizás sea el instinto de supervivencia o tal vez las reglas de juego de la vida marina, pero siempre pasa lo mismo y nosotros sabemos que de un momento a otro algo nos va a sorprender. Bueno, a eso habíamos ido. Cuando esto pasa hay que armarse de paciencia y esperar las corridas. Las corridas pueden venir de un modo inmediato o a veces dos horas más tarde, o vaya a saber cuándo. Nunca sabemos qué va a hacer el tiburón. Lo cierto es que nos quedamos sin pescar variada de mar, pero antes de que comenzara el aburrimiento absoluto comenzaron nuevamente los piques de variada. Una corvina rubia, un besugo, luego todo se llenó de besugos. La sonda me daba una marca muy grande de esta especie. Era tirar y clavar un besugo. La verdad, me había puesto contento por los pescadores porque sabía que el tiburón andaba en la zona, y este cardumen lo iba a traer cerca de la lancha. De pronto, el pique se volvió a hacer totalmente nulo, se retiraron los besugos y una de las líneas que había fondeado comenzó a tensarse. Los pescadores expectantes. Mi primer orden fue que retiraran todos los equipos livianos y que los acomodaran en la embarcación con cuidado. La línea se seguía tensando, el carrete del Penn Senator 9/0 comenzó a rodar lentamente, la chicharra empezó a sonar y el grampín que habíamos utilizado se cortó. La línea quedó liberada totalmente con el tiburón y la chicharra del Penn que no dejaba de sonar pero con el carrete siempre rodando lentamente. Se trataba de un pique clásico de escalandrún. El bacota toma la carnada y sale corriendo, te vacía el reel en segundos si lo desea (en una oportunidad medí la velocidad de estos ejemplares y me dio 44 km por hora con una tanza marcada para tal fin) pero el escalandrún toma la carnada y se mueve más lento, la va llevando. En un momento para y en ese momento está comiendo la carnada. Cuando arranca por segunda vez es cuando debemos realizar el movimiento de clavada. Y así lo hicimos. Fue una clavada espectacular, se sentía el peso del animal. Quienes nos dedicamos a esto casi que en la clavada podemos darnos cuenta del peso del tiburón, y este era uno más que interesante por la presión que ejercía. Mi primera impresión fue que pesaba seguro más de 100 kg. Pero había algo raro, los movimientos eran más violentos que de costumbre. Los tirones eran más agresivos, se sentía cabecear al tiburón en movimientos cortos y bruscos. Si bien habíamos sacado muchos escalandrunes en el mes de enero, generalmente sacamos esta especie en meses anteriores a que se caliente el agua. Los tiburones son muy vulnerables a los cambios de temperatura. Una misma especie cambia de comportamiento de acuerdo a la temperatura del agua y esto se sabe que es así. Ese día hacía mucho calor y veníamos de una correntada cálida de varios días, era muy probable entonces que la actitud del escalandrún fuera más agresiva. Este dato no es menor porque cuando hablamos de hacer la pesca deportiva del tiburón, todos siempre apuntamos a clavar un bacota porque pelea mucho más, porque la corrida es más violenta y porque demanda mucho más tiempo traerlo. Además, el bacota es más estilizado, su aleta caudal tiene una V bien pronunciada y lo hace más ligero, por eso se alimenta de peces más veloces. En cambio, el escalandrún tiene una aleta caudal diferente que lo hace más lento, su cuerpo es desproporcionado en relación a sus aletas dorsales y suelen ser más robustos y no tan estilizados. Todos estos aspectos a la hora de pescarlos deportivamente hace que la captura sea  más lenta que la del bacota. Es muy común en este sentido escuchar a pescadores avezados decir que no quieren pescar un escalandrún porque es casi como arrastrar una bolsa de papas, que no pelea,  etc. A esto hay que sumarle que como la mayoría no usa la boya grande pegada al anzuelo, el escalandrún se traga literalmente la carnada y lo terminan enganchado casi del estómago. Así es obvio que va a pelear mucho menos. Sin embargo, cuando el agua está caliente y el anzuelo viene de mandíbula las condiciones cambian, se ponen muy agresivos y obviamente la pelea con el oponente va a ser diferente. Hay que saber que el escalandrún no muerde como el bacota, absorbe agua al mismo tiempo que a su presa y utiliza sus largos dientes en forma de lezna para fijarla y luego tragarla completo casi sin masticarla. Por eso la segunda corrida, porque mientras van nadando también van engullendo, va a ser el momento de la clavada y el momento en que va a funcionar la boya cerca del anzuelo. Cuando tensamos, el leader cede entre los dientes cerrados y el anzuelo se va a clavar en la mandíbula. ¿Por qué es importante que el anzuelo quede en la mandíbula? Para hacer la liberación de la especie pertinente. El tiburón escalandrún corre riesgo de extinción pero además la reglamentación de pesca deportiva dice que solamente podemos pescar tiburones con devolución. La devolución obviamente no es una tarea sencilla y hay que hacerlo al menos una vez con alguien que tenga experiencia en la materia para aprender la técnica. Un animal de estos nos puede causar graves accidentes. Siguiendo con el relato, le paso después de la clavada la caña a Don Luis que a eso había venido. Don Luis lo peleó como lo hacen los mejores, lo sostuvo unos 30 minutos aunque sus brazos comenzaron a cansarse. El reto del pescador es no pasar la caña y entre Don Luis y el escalandrún había más de 100 metros. Ambos se negaban a claudicar. Mientras el tiburón seguía dando tirones y sacando nylon, la manera de ayudarlo sin tomar la caña fue pelearlo a la deriva. Cada vez que Don Luis movía la caña se movía la lancha, pero no el escalandrún que parecía agarrado del  fondo. Finalmente en un momento cedió y ese fue el instante en que comenzamos a subirlo. Verdaderamente ese tiburón estaba muy enojado, todavía faltaba ponerle la marca (de Conservar Tiburones en Argentina) y medirlo, pero ya habíamos visto que era una hembra. Estaba complicado para arrimarlo a la embarcación por el comportamiento del mismo. Después de un rato de tenerlo en superficie y de tomar distancia con el remo, se decidió no marcarlo y solamente liberarlo. Para la liberación hay que borrarle la rebarba al anzuelo. En mi caso particular, me diseñé una herramienta que es una especie de tenedor largo de casi un metro y con dos puntas. Coloco esas dos puntas en la curvatura del anzuelo, le doy un movimiento firme y lo retiro. De momento nunca falló y es fácil de hacer.  La alegría de los pescadores ese día fue tremenda. Si bien no lo acercamos pegado a la lancha para hacer bien la medición, ese escalandrún hembra tenía entre 2,50 y 2,60 metros y su peso lo estimamos en los 130 kg. Era verdaderamente todo un coloso del mar. Y así, de ese modo y con esa captura, dimos por concluida la jornada de pesca, quedando en nuestra bitácora mental innumerable cantidad de imágenes, momentos que formaron parte de este relato y de esos momentos de pesca que no se olvidan. La vida me posicionó en un buen lugar laboralmente y me convirtió muchas veces en el mediador de la alegría de la gente,  eso es algo que llevaré siempre conmigo. El tiburón especie escalandrún actualmente se encuentra en el listado rojo con posibilidades de extinción. A diferencia de otras especies, el escalandrún tiene una o dos crías cada dos años, en cambio el tiburón bacota tiene de 17 a 24 crías en el mismo lapso. Si bien el bacota no se encuentra en este momento en el listado rojo, también hay que devolverlos porque ya sabemos el destino que va a tener si no lo hacemos. Muchas veces escuchamos y decimos entre los pescadores deportivos que nosotros no dañamos nada la naturaleza si lo comparamos con la pesca comercial. Esto, en el caso de los tiburones, se ha comprobado que es un auto engaño. Porque si bien es cierto que los tiburones quedan atrapados en las redes comerciales, se ha demostrado que la pesca deportiva dirigida como se hizo durante años causa un daño tan grande o mayor de lo que se produce con las redes. Por consiguiente, los tiburones son tan víctimas de la pesca comercial como de la pesca deportiva. Pero, además, lo que debemos saber es que los tiburones están en peligro de extinción en todo el mundo y su disminución causa graves problemas al funcionamiento de los ecosistemas oceánicos, porque son ellos mismos los que mantienen el equilibrio alimentario en los mares.

Los elementos y datos básicos para la pesca de escalandrún son:

  • Anzuelos Mustad 3406, 12/0 o 14/0 sin rebarba para liberar mas fácil al tiburón. Leader de acero de 200 libras para la confección del aparejo.
  • Boya de 15 a 20 cm de diámetro.
  • Esmerillones grandes y reforzados.
  • Lisa o magru de carnada.
  • Grampín pequeño de hierro (degradable) para fondear el aparejo.
  • Para arrimarlo y lograr una buena devolución es importante primero cansarlo. Luego, funciona bien usar un trapo mojado para colocar en la cabeza cubriendo los ojos o bien darlos vuelta panza arriba donde entran en un estado catatónico del que no hay que confiarse del todo. Por Eduardo Cañueto 
Ficha
Ficha escalandrum
Estado de conservación
Calidad para consumo
Ambiente
Hábitat