En esta técnica se utiliza un peso definido, como una plomada o el peso propio de un señuelo, para acercar el engaño al pez. El engaño más antiguo y de más uso es una carnada montada en un anzuelo.
En nuestra costa de mar los ancestros de los tehuelches ya usaban anzuelos hechos con grandes espinas de alpatacos y línea de tientos. Las formas de combinar uno o más anzuelos con una plomada o peso (incluso flotante) son infinitas y los cambios más sutiles pueden cambiar drásticamente su efectividad.
Las formas de lanzar o acercar esta carnada y su peso a los peces también es muy grande y cada situación de pesca tiene su óptimo. Vamos desde equipos muy sutiles y calibrados gramo a gramo hasta garrotes con malacates que se usan para grandes tiburones. También aquí vamos desde líneas de mano (generalmente llamada “pesca con latita”, donde se utiliza lata reciclada con algunos metros de monofilamento de nylon) hasta sofisticados carretes (reels) y cañas para lanzar muchos metros o simplemente soltar línea desde una embarcación (arrastre o de altura).
A la hora de utilizar señuelos, la diversidad de equipos y denominaciones aumenta. Acercar y lograr que un pez muerda, en una reacción agresiva o confundiendo a una presa, un señuelo artificial (de metal, plástico, goma o muchos otros materiales incomibles) sin duda requiere esta complejidad. Se puede explorar denominaciones de técnicas definidas como como ‘’cucharita”, “spinning”, “Bait cast”, “trolling”, “curricán”, “pesca de altura”, “jigging” y más. Sumado a esto cuando la pesca se realiza desde embarcaciones, incluidos los kayaks, los estilos se suelen clasificar en función de movimiento de la embarcación: al garete, arrastre o “trolling” (cuando el movimiento es a motor) o al brumeo cuando la embarcación se fondea (mediante un ancla peso) y las líneas se puedan ubicar como lo describe Eduardo Cañueto en la pesca del escalandrún.
